Carnaval y Carnavalización

Carnaval reino utópico de la libertad, de la universalidad y de la igualdad humana, donde las tensiones no se rompen sino que se concilian. En la Edad Media era la segunda vida del pueblo. La visión carnavalesca del mundo medieval sería la de una segunda vida, un segundo mundo de la cultura popular, la parodia de la vida ordinaria.

El Carnaval desaparece con la distancia entre los hombres, entre lo sagrado y lo profano, es la parodia del cotidiano, una parodia que niega, rescata y renueva. Una parodia que refleja un mundo no oficial, rompiendo momentáneamente con las relaciones de jerarquía, privilegios, reglas y tabúes. Es la ruptura del tiempo cronológico y lineal, un regreso del hombre al tiempo mítico de los orígenes.

miércoles, 14 de octubre de 2009

La maldición de la Malinche

por Pepe C.







Con motivo de la celebración de la llegada de Cristóbal Colón a América, el ICBEU/CCAA promueve este mes de octubre lo que se suele nombrar “el día de la hispanidad” o “la confraternización de los pueblos hispánicos. Desde mi punto de vista, creo que mejor sería reflexionar sobre las consecuencias que resultaron de ese encuentro entre dos culturas tan distintas, que al fin y al cabo se mezclaron, resultando lo que Lezama Lima llamó la contraconquista. . Siendo México el país que nos tocó representar, reflexionaremos sobre la figura que ocupa un lugar de destaque en la historia de ese país – la admirada y denostada amante de Cortés – la Malinche.


Su nombre verdadero era Malinalli, Malinche era en realidad como los indígenas llamaban a Cortés ya que Malinche significa “el señor de la Malinalli”. Creada por su abuela, la única persona que la amó de verdad, fue abandonada por su madre y después vendida como esclava a unos comerciantes mayas hasta la llegada de los españoles. Necesitando intérpretes que hablasen no solo el maya sino también el náhuatl, la Malinalli les es regalada a los españoles durante los primeros encuentros entre los dos pueblos, transformándose en la amante y traductora de Cortés, siendo figura esencial durante la fase decisiva, desde la partida hacia la ciudad de México-Tenochtitlan hasta la queda de la de capital azteca.

De ella dijo Octavio Paz: “Su mancha es constitucional y reside, según se ha dicho, en su sexo. Esta pasividad abierta al exterior la lleva a perder su identidad: es la Chingada. Pierde su nombre, nos es nadie ya, se confunde con la nada, es la nada. Y sin embargo, es la atroz encarnación de la condición femenina”. La vemos como la madre traidora, acusada de haber traicionado a su pueblo pero olvidamos que fue traductora e intérprete, mediadora entre dos culturas, entre dos lenguas – el español y el náhuatl – los indígenas la llamaban “la lengua”.

Para la escritora Mexicana Laura Esquivel, debemos ver a la Malinche desde otra perspectiva: “Ella nunca antes había experimentado la sensación que generaba estar al mando. Pronto aprendió que aquel que manejaba la información, los significados, adquiere el poder y descubrió que al traducir, ella dominaba la situación y no sólo eso, sino que la palabra podía ser un arma. La mejor de las armas”. La historia de la Malinalli nos es sólo la historia del pueblo mexicano sino también la historia de todos los pueblos de Latinoamérica.

“La Malinalli glorifica la mezcla en detrimento de la pureza (azteca o española) y el papel de intermediario. Ella no se somete simplemente al otro, adopta la ideología del otro y la utiliza para comprender mejor su propia cultura. De ahí su papel de destaque en la historia de México”. La Malinalli es el símbolo de la mezcla entre dos culturas.