Carnaval y Carnavalización

Carnaval reino utópico de la libertad, de la universalidad y de la igualdad humana, donde las tensiones no se rompen sino que se concilian. En la Edad Media era la segunda vida del pueblo. La visión carnavalesca del mundo medieval sería la de una segunda vida, un segundo mundo de la cultura popular, la parodia de la vida ordinaria.

El Carnaval desaparece con la distancia entre los hombres, entre lo sagrado y lo profano, es la parodia del cotidiano, una parodia que niega, rescata y renueva. Una parodia que refleja un mundo no oficial, rompiendo momentáneamente con las relaciones de jerarquía, privilegios, reglas y tabúes. Es la ruptura del tiempo cronológico y lineal, un regreso del hombre al tiempo mítico de los orígenes.

viernes, 24 de junio de 2011

Comala: la metáfora del purgatorio definitivo



-“¿Adonde va usted? Le pregunté
-Voy para abajo, señor
-¿Conoce un lugar llamado Comala?
-Para allá mismo voy”




La degradación del universo, la iniciación del infierno, así es Comala, ciudad purgatorio, el infierno en la tierra, ciudad de ánimas en pena, porque todos murieron en pecado. No hay vivos en Comala, todos murieron y por eso los muertos regresan para expiar sus faltas. Cuando aún vivos el lenguaje y el mito les fue negado por el cacique y terrateniente Pedro Páramo que se cruzó de brazos y dejó que el poblado muriera. Las oraciones y el hecho de narrar serían la única manera de dar a esas ánimas en pena un aliento de salvación.
Las Oraciones
Son las oraciones que definen la frontera entre vivos y muertos, son ellas las que hacen con que los muertos recuerden su condición de muertos, pues una vez perdonados encuentran la paz y la salvación.
La problemática de Comala
El problema de Comala reside sobre todo en el hecho de que ya no hay vivos que recen por los muertos, no hay oraciones para ellos. El padre Rentería, el único que tendría poderes para perdonar a ese poblado, es uno de los más terribles pecadores.
No se puede desvincular la oración del perdón y de su herramienta más directa, la confesión. Las confesiones de la gente de Comala están destinadas al fracaso, porque sufrieron la intermediación de un cura pecador. Comala es la boca del infierno, no hay vivos que recen, no hay oraciones.
-“Aquello está sobre las brasas del infierno, como decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija.”
La paradoja
Comala es la metáfora del purgatorio definitivo, es el revés de lo que pregona el catolicismo. Una paradoja. La gran condena de los de Comala, es no tener esperanza, porque no hay vivos que recen por ellos. Jamás saldrán de Comala después que cumplan sus penas. Comala, un lugar católico hasta los huesos, es el infierno y el purgatorio definitivo.
Estar muerto en este poblado es estar condenado a repetir lo que ya se conoce. Estar muerto es, sobre todo no poder vivir experiencias nuevas. Cada muerto es la representación de una historia acabada, del pasado y del olvido.
El Olvido
-“No vaya a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro
Dijo García Márquez ser “el olvido la otra muerte dentro de la muerte”. Si el muerto sigue dependiendo de los vivos, de las ofrendas, de las oraciones y de las lecturas, es el recuerdo la esencia principal de esta relación entre vivos y muertos. Lo que hay de peor en la muerte, aquello que la reviste de la más grande tristeza y desamparo, es el olvido.
Las almas de Comala esperan justicia divina, por ello siguen vagando por la ciudad, dividiendo y compartiendo el mismo espacio y la misma temporalidad de los vivos. Vivos y muertos coexisten en el mismo mundo. No hay límites, no hay tiempo. El espacio (son los túmulos) y el tiempo (es el presente) son manipulados con una libertad subjetiva y todo reproduciendo el no-espacio y el no-tiempo de la muerte.
La Narrativa
Para los muertos de Comala, la salvación no está en el discurso litúrgico de la palabra-oración incapaz de liberar, puesto que, el padre Rentería aquél que podría ayudarles está en pecado como ellos, sino en la palabra-literatura, que libera por la narrativa de un vivo-muerto que parece flotar entre las dos realidades.
Sería Comala más un pueblo olvidado de las tierras de México y del mundo si no fuera la narrativa de Juan Rulfo libertando el poblado del olvido al que fuera dejado. Pues, contar, narrar una historia es en la esencia, una manera de oración.
Pedro Páramo es también la narrativa de dos mundos posibles, de un poblado de muertos llamado Comala, el purgatorio definitivo.