Carnaval y Carnavalización

Carnaval reino utópico de la libertad, de la universalidad y de la igualdad humana, donde las tensiones no se rompen sino que se concilian. En la Edad Media era la segunda vida del pueblo. La visión carnavalesca del mundo medieval sería la de una segunda vida, un segundo mundo de la cultura popular, la parodia de la vida ordinaria.

El Carnaval desaparece con la distancia entre los hombres, entre lo sagrado y lo profano, es la parodia del cotidiano, una parodia que niega, rescata y renueva. Una parodia que refleja un mundo no oficial, rompiendo momentáneamente con las relaciones de jerarquía, privilegios, reglas y tabúes. Es la ruptura del tiempo cronológico y lineal, un regreso del hombre al tiempo mítico de los orígenes.

martes, 1 de mayo de 2012

La Celestina

                                                                      Cristianos, moros y judíos

Con la experiencia tricultural: cristiana, mulsumana y judía, producida por siglos dentro de su territorio, España estaba tan preparada como cualquier nación europea del siglo XV para unirse al impulso del Renacimiento.
Cuando Isabel de Castilla contrajo matrimonio con Fernando de Aragón, en 1480, sellaba de esta manera la unión de los dos reinos. Ahora el poder de los reyes, extremamente católicos, se imponía sobre todo el territorio. “El matrimonio le había permitido a España unificar sus reinos medievales y situar en el primer plano de la política, no sin grandes impedimentos, a todas las fuerzas que favorecían el orden, la legalidad y la unidad.”

Hacia 1492

El año de 1492 fue el año crucial de la historia de España: la conquista del último reino árabe en Granada; la expulsión de los judíos; el descubrimiento de América por Cristóbal Colón y la publicación de la primeira gramática de la lengua española por Antonio de Nebrija. Ahora había un solo reino, una sola ley y una sola lengua.

Es en este contexto histórico y político que nace "La Celestina".

La Celestina está considerada la obra más importante de la literatura española después de El Quijote de Cervantes.  Fue escrita en 1499, por Fernando de Rojas, un descediente de judios conversos. Rojas la escribió como estudiante y desde la Universidad de Salamanca, que se concibió a sí misma como alternativa humanística a la extrema ortodoxía e intolerancia de la corona española.
Fernando de Rojas nació en Puebla de Montalbán, Toledo, en 1470. Pocos datos se conocen de su vida. Estudió Leyes en la Universidad de Salamanca y llegó a se alcalde de Talavera de la reina. Era judío converso a la fe católica. La obra fue publicada por Rojas en dieciséis actos con el título de “Comedia de Calisto y Melibea". En ella, Rojas parece haber sido el continuador, a partir de la segunda escena del acto II, de una obra que había recibido, ya iniciada, de manos de un autor desconocido. En 1502 publicó una nueva versión: rehiso el texto anterior, suprimiendo algunos párrafos y añadiendo otros; además de cinco actos entre el XIV y el XIX, dándole ahora el título de "Tragicomedia de Calisto y Melibea".

El enredo

La historia se desarrolla en torno de los amores de Calisto y Melibea, dos jóvenes de alto linaje. Al principio el amor de Calisto no es correspondido. Por este motivo, recurre a Celestina, una vieja alcahueta, trota conventos, quien mediará entre los dos amantes. Ella y los criados de Calisto pretenderán durante toda la obra sacar provecho de esta situación. La ambición y el deseo no traen la felicidad a los personajes, sino que la obra tiene un final moralizante. Cada personaje pagará su culpa.
Los personajes

La literatura española aparece particularmente pautada por la encarnación de ciertos tipos sociales en personajes literarios. Los personajes de La Celestina pertenecen a esa tradición literaria y representan aspectos diversos de lo genérico humano, pero a la vez son perfectamente individualizados en su experiencia personal.

Celestina

Astuta e inteligente y por su mayor protagonismo, hay una rápida preponderancia que el personaje adquiere entre los lectores de la obra, a tal punto que su nombre acaba por sustituir los títulos originales. Celestina es el único personaje de la obra que tiene una biografía vasta y explícita; también aparece su característica física y su amplio universo profesional: alcahueta, hechicera, dueña de burdel, remendadora de virgos; además de curandera, partera, fabricante y vendedora de perfumes e hilados, sabedora de refranes, viciada en vino...

Una segunda lectura 

El mundo de La Celestina que describe Fernando de Rojas, es un mundo en permanente conflicto y  contradicciones, donde el hombre es arrebatado por la pasión y parece moverse en un mundo sin Dios. Existe en los personajes de la obra una debilidad para luchar contra sus propias pasiones y su destino trágico.
La Celestina es la encarnación del mito de la mediación que se oculta en  las relaciones sociales clandestinas. La obra es la parodia del amor cortés; los personajes de la obra se mueven en un mundo moderno, el mundo en cambio de una ciudad moderna sin muros y  puentes levadizos, que junto al azar, lleva a todos a un final amargo y desastroso.
El fin trágico de los personajes no es un castigo impuesto por la providencia divina, sino un accidente producido por el destino, por la fatalidad de la vida y de la existencia humana, por la ruptura al código del amor cortés y a las normas de la moral cristiana.

Bibliografía:
Rico, Francisco(org), Historia y crítica de la literatura española, volume 1, Barcelona,1980.
Cárcamo, Silvia Inés(org), Mitos españoles – Imaginación y Cultura – Rio de JaneiroAPEERJ, 2000.
Fuentes, Carlos, El Espejo Enterrado, Tauros, México, 2000.
Río Ángel del, Historia de la literatura española, Desde los origenes hasta 1700, Madrid, Gredos, 2011.
Rojas, Fernando de: La Celestina – Colección Literatura hispánica de Fácil Lectura –  SGEL, Madrid, primera edición, 2008.